Author: Valentina Arnez

  • La adolescencia: una etapa de cambios y desafíos

    La adolescencia: una etapa de cambios y desafíos

    La adolescencia es una de las etapas más complejas y transformadoras del desarrollo humano. Comprendida aproximadamente entre los 12 y 18 años, representa la transición entre la niñez y la adultez, un periodo caracterizado por profundos cambios físicos, emocionales y psicológicos. Durante estos años, los adolescentes adquieren una mayor autonomía, lo que les otorga la sensación de que ya son adultos, aunque los adultos de su entorno aún los perciban como niños. Este desfase en la percepción es una fuente frecuente de conflictos entre adolescentes y figuras de autoridad, y en muchas ocasiones uno de los motivos más frecuentes por los que una familia con un hijo adolescente decide acudir a terapia. 

    Transformaciones en el cerebro y el cuerpo 

    Más allá de los evidentes cambios físicos, la adolescencia es también una etapa de intensa remodelación cerebral. 

    • Neurodesarrollo: Durante la adolescencia, el cerebro experimenta una reorganización significativa. La corteza prefrontal, encargada de la toma de decisiones, la planificación y el autocontrol, sigue en proceso de maduración, lo que explica muchas de las conductas impulsivas y emocionales propias de esta etapa. 
    • Influencia hormonal: La liberación de hormonas sexuales como la testosterona y los estrógenos no solo impacta en los cambios físicos, sino también en el comportamiento y la emocionalidad de los adolescentes. 
    • Crecimiento acelerado: Muchos adolescentes experimentan un “estirón” rápido, lo que puede generar torpeza motora temporal hasta que el cuerpo se adapte a sus nuevas proporciones. 

    Características y desafíos comunes en la adolescencia 

    1. Mayor importancia del contexto educativo y social

    El mundo del adolescente se expande y la opinión de sus iguales adquiere un peso fundamental. En esta etapa, la aceptación social y el sentido de pertenencia se convierten en aspectos clave para su autoestima. Empiezan a pasar más tiempo con amigos que con la familia, ya que buscan identificarse con sus grupos de referencia, lo que puede llevarles en ocasiones a imitar comportamientos y normas sociales del entorno. Además de que aumenta su interés por la exploración de nuevas experiencias y la búsqueda de independencia. 

    1. Independencia progresiva y conflictos con la autoridad

    Los adolescentes ya no dependen tanto de los adultos como en la infancia, pero todavía requieren orientación y apoyo en muchas áreas. Esta ambivalencia puede generar tensiones con padres y figuras de autoridad. 

    Pueden comenzar a desafiar normas y cuestionar las reglas establecidas. Se esfuerzan por definir su identidad y diferenciarse de la infancia, enfrentando esa dualidad entre querer ser independientes y aún necesitar apoyo emocional y guía. 

    1. Cambios en los ciclos de sueño

    Durante la adolescencia, el reloj biológico sufre modificaciones, lo que provoca cambios en los horarios de sueño y hace que los hábitos de descanso no sean los mejores, por ejemplo, tienen una tendencia natural a acostarse y despertarse más tarde. Por otro lado, no es simplemente una cuestión de elección, sino un cambio fisiológico propio de esta etapa. El uso de tecnología en las horas previas a dormir, como el móvil o el ordenador, estimula el cerebro y dificulta aún más la conciliación del sueño. Y también la falta de descanso puede tener un impacto directo en su rendimiento académico, su estado de ánimo y su capacidad de concentración y autorregulación emocional. 

    Comprender estos cambios y acompañarlos con rutinas adecuadas puede marcar una gran diferencia en su bienestar diario. 

    1. Miedos evolutivos, preocupaciones sobre el futuro y la búsqueda de identidad

    Junto con los cambios físicos, surgen nuevas inseguridades y temores relacionados con su entorno. Pueden aparecer miedos al rechazo y a la opinión de los demás, así como inseguridades respecto a su apariencia y a los cambios corporales que experimentan. También pueden surgir dudas sobre su identidad y orientación sexual, al mismo tiempo que sienten la presión de cumplir con expectativas tanto académicas como sociales.

    Al mismo tiempo también comienzan a desarrollar miedos y preocupaciones más típicamente adultos, como dudas sobre su futuro profesional y laboral. Pueden empezar a tener más interés por cuestiones sociales y políticas, y surge la necesidad de tomar decisiones que impactarán su vida a largo plazo. 

    Acompañar a los adolescentes en esta etapa 

    Si bien la adolescencia os puede parecer una etapa desafiante para padres y educadores, también es un momento clave para guiar y fortalecer la autoestima de los jóvenes. Algunas estrategias efectivas incluyen: 

    • Fomentar una comunicación abierta: Escuchar sin juzgar y brindar apoyo emocional. 
    • Establecer límites saludables: Dar libertad dentro de un marco de contención que les permita explorar con seguridad. 
    • Promover hábitos de autocuidado: Enseñar sobre la importancia del descanso, la alimentación saludable y el manejo del estrés. 
    • Brindar herramientas para la toma de decisiones: Ayudarles a desarrollar pensamiento crítico y habilidades para resolver problemas. 
    • Validar sus emociones: La adolescencia es un torbellino emocional y es importante que los adultos reconozcan y validen sus sentimientos. 

    La adolescencia es un período de transición en el que los jóvenes dejan atrás la niñez y comienzan a prepararse para ser adultos. Comprender los cambios que atraviesan y acompañarlos con empatía y paciencia puede marcar la diferencia en su desarrollo. Si bien puede ser una etapa desafiante, también es una oportunidad única para fortalecer los lazos familiares y ayudar a los adolescentes a construir una identidad sana y equilibrada. 

    Estamos aquí para ayudarte.

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  • La autoestima en los niños: una base para toda la vida

    “Somos profesionales de la psicología, especializadas en las relaciones humanas.”

    Nuestros servicios

    El Centro de Psicología Sandra Ribeiro es un Centro Sanitario Autorizado por la Comunidad de Madrid con N.º CS19965, localizado en Majadahonda.

    Las psicólogas que colaboran con el Centro están especializadas en las más diversas problemáticas psicológicas, así como en asesoramiento y desarrollo personal.

    Ponemos a tu disposición servicios de terapia individual con adultos, niños, adolescentes, terapia de pareja y terapia familiar. Atendemos de forma presencial y online, en español, en inglés y en portugués. Todo ello, bajo una actitud de escucha, proximidad, ética profesional y total confidencialidad.

    Nuestro enfoque Sistémico, Humanista e Integrador nos permite apoyar nuestra intervención en la relación terapéutica bien estructurada, es decir, una relación humana basada en el respeto, la cercanía y la honestidad. Nuestra intervención terapéutica está basada en tratamientos de eficacia comprobada recogidos de las propuestas mundiales con credibilidad y evidencia científica.

    Terapias

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    ¿Cómo trabajamos?

    Desde una actitud de escucha, proximidad, ética profesional y total confidencialidad, nuestras intervenciones buscan tratar cada caso con la individualidad que merece. Cada persona tiene unas necesidades diferentes, por ello, cada intervención estará adaptada para ayudar a esta persona en particular, respetando su tiempo.

    Tras la primera toma de contacto y ya en la primera sesión, empezamos una fase de evaluación en la que abordaremos tus necesidades, recogiendo datos que nos puedan ayudar a explorar el problema, saber cómo éste se manifiesta y cómo afecta a tu vida diaria. Toda la información recogida en esta fase nos ayudará a trazar, conjuntamente contigo, una línea en la que centraremos nuestra intervención y en la que podamos trabajar sobre los objetivos y las metas que deseas alcanzar y la mejor forma de conseguirlos. Por último, en la fase de seguimiento, evaluaremos los objetivos alcanzados y plantearemos estrategias para prevenir posibles recaídas.

    Es verdad que terapeuta y paciente caminaremos juntos durante todo el proceso terapéutico, pero eres tú quien tendrá un papel principal en este viaje.

    Un plan adaptado a ti

    Diseñamos tratamientos personalizados que se ajustan a tus necesidades y objetivos. Contigo, trazamos el camino hacia tu bienestar.

    Cerca de ti, presencial u online

    Te acompañamos donde estés, con la misma cercanía y calidad, ya sea en nuestras consultas o desde la comodidad de tu hogar.

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    Contamos con un equipo diverso y altamente cualificado, preparado para ofrecerte el apoyo que necesitas en cada etapa de tu vida.

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  • Terapia sistémica: mirando más allá del individuo para entender el cambio

    Terapia sistémica: mirando más allá del individuo para entender el cambio

    ¿Qué es la terapia sistémica y por qué puede ayudarte?

    Cuando algo no va bien en nuestra vida—una ansiedad que no entendemos, un conflicto que se repite, una tristeza que nos acompaña desde siempre—tendemos a pensar que el problema está solo dentro de nosotros. Pero ¿y si lo que te ocurre tuviera que ver también con tus vínculos? ¿Y si mirar a tu alrededor fuera parte de la solución?

    La terapia sistémica es un enfoque psicológico que propone una mirada distinta: en lugar de centrarse únicamente en el individuo, pone el foco en las relaciones que esa persona mantiene con su entorno. La familia, la pareja, los amigos e incluso las normas sociales y culturales son parte del “sistema” que influye en cómo nos sentimos y actuamos.

    No somos islas: crecemos dentro de sistemas

    Desde pequeños, aprendemos a relacionarnos según el contexto en el que vivimos. La familia, especialmente la familia de origen cumple un papel clave en esa construcción. ¿Te has preguntado por qué reaccionas de cierta forma cuando discutes con tu pareja? ¿O por qué te cuesta poner límites en el trabajo? Muchas veces, la respuesta está en patrones de comportamiento que aprendimos, sin darnos cuenta, en el hogar.

    La terapia sistémica ayuda a identificar esos patrones y entender el rol que cada uno cumple dentro del sistema familiar o relacional. No se trata de buscar culpables, sino de mirar con curiosidad y compasión cómo se han ido formando nuestra manera de estar en el mundo.

    La teoría del apego: una pieza clave del rompecabezas

    Uno de los pilares de la terapia sistémica es la teoría del apego, desarrollada por John Bowlby. Esta teoría explica cómo las primeras relaciones que establecemos—principalmente con nuestras figuras de cuidado—moldean nuestra forma de vincularnos a lo largo de la vida.

    Por ejemplo, si de niño o niña aprendiste que tus emociones no eran bien recibidas o que tenías que cuidar de otros para sentirte seguro, es probable que en tu vida adulta te cueste pedir ayuda o expresar lo que sientes. En la terapia sistémica exploramos estos vínculos y su origen, y ofrecemos un espacio seguro para reflexionar sobre ellos y cómo han podido influir en el malestar presente.

    ¿Cómo funciona una sesión de terapia sistémica?

    Lo más característico de este enfoque es su flexibilidad. Puede trabajarse de manera individual, en pareja o en sesiones familiares. En cualquiera de estos formatos, el objetivo no es solo “arreglar” a una persona, sino entender cómo todos influyen en todos dentro del sistema.

    Los terapeutas sistémicos actuamos como observadores que ayudan a poner en palabras lo que a veces es difícil ver desde dentro. Con mucho cuidado y cariño vamos explorando la familia, las relaciones pasadas, e incluso cómo fue la infancia. Evaluando los patrones de relación y entendiendo el origen, vamos poco a poco junto con la persona resolviendo preguntas que hasta ahora no encontraban respuesta.

    Un pequeño cambio puede transformar el sistema entero

    Una de las ideas más poderosas de la terapia sistémica es que el cambio en una sola persona puede generar un efecto dominó. Por ejemplo, si una hija empieza a poner límites a una madre controladora, eso no solo mejora su bienestar, sino que obliga a la familia a reorganizarse y encontrar nuevas formas de relacionarse.

    Este enfoque no se basa solo en el análisis del pasado, sino en intervenciones concretas para mejorar el presente y construir un futuro diferente. Se trata de dejar de repetir lo que nos hace daño y empezar a construir relaciones más sanas y auténticas.

    ¿En qué casos es útil la terapia sistémica?

    Este tipo de terapia es especialmente útil cuando hay:

    • Conflictos familiares persistentes
    • Problemas de pareja
    • Dificultades en la crianza de hijos
    • Trastornos alimentarios o de conducta en adolescentes
    • Sentimientos de “repetir siempre lo mismo” en diferentes áreas de la vida
    • Procesos de duelo o separación

    También es una excelente opción cuando una persona siente que ha probado otras terapias individuales y no termina de comprender por qué no logra sentirse bien.

    Lo que puedes esperar de este proceso

    Hacer terapia sistémica no significa que tengas que traer a toda tu familia a la consulta (aunque en algunos casos es recomendable). Muchas veces, basta con que una sola persona decida mirar su historia desde otro lugar.

    Algunas cosas que puedes lograr con este enfoque son:

    • Comprender de dónde vienen tus emociones y reacciones
    • Romper con patrones de sufrimiento aprendidos
    • Mejorar la comunicación en tus vínculos
    • Reposicionarte dentro de tu familia o pareja
    • Tomar decisiones más libres y conscientes

    Una invitación a mirar con nuevos ojos

    Mirarse a uno mismo es valiente. Pero mirarse dentro del contexto de los vínculos que más importan… eso es transformación.

    Si sientes que estás atrapado en dinámicas que no entiendes, si notas que hay una historia que se repite en tu vida y no sabes cómo cambiarla, la terapia sistémica puede ayudarte a encontrar respuestas. No para señalar culpables, sino para descubrir cómo cambiar tu lugar en la historia que te tocó vivir.

    Porque a veces, para sentirnos mejor, no basta con mirar hacia adentro: también hay que mirar alrededor.

     

    ¿Te interesa este enfoque? En el Centro de Psicología Sandra Ribeiro ofrecemos acompañamiento desde la terapia sistémica, tanto en sesiones individuales como familiares. Da el primer paso y empecemos a comprender tu historia de una forma nueva.

  • El apego: qué es y cómo influye en nuestras relaciones

    El apego: qué es y cómo influye en nuestras relaciones

    Terapia para Adultos

    En qué consiste…

    La modalidad de terapia para adultos consiste en un proceso de enfoque individual en el que, a través de sesiones periódicas en un ambiente de total privacidad y confidencialidad, se detecta y se define el problema y las posibles causas que lo genera. Posteriormente, se aborda cada una de estas causas, conociendo sus síntomas y averiguando cómo y para qué surgen. También se exploran los recursos que dispones para solucionar el problema y se crean nuevas estrategias de afrontamiento.

    Es muy importante conocerse a sí mismo, ya que el autoconocimiento es la primera condición para cambiar. El objetivo de la terapia para adultos es que consigas este autoconocimiento y que puedas identificar las emociones no saludables y disponer de un abanico de herramientas para hacer frente a las circunstancias de tu vida de la manera más eficaz y menos dañina.

    Cómo trabajamos…

    Evaluación inicial

    Comenzamos una fase de evaluación, donde nos enfocamos en comprender tus necesidades y recoger información relevante. Exploraremos el problema que te preocupa, cómo se manifiesta y cómo impacta en tu vida diaria. Esta fase nos permitirá crear un mapa claro de tu situación actual para empezar a trazar un camino hacia el cambio.

    Definición de objetivos y herramientas

    Con la información recogida, trabajaremos juntos para definir tus objetivos y metas terapéuticas. Diseñaremos un plan personalizado de intervención que se adapte a tus necesidades específicas, utilizando herramientas y enfoques basados en tratamientos de eficacia comprobada. Este es un proceso colaborativo, donde tu participación activa es clave para avanzar hacia el bienestar que deseas.

    Seguimiento y prevención

    Una vez que comencemos a lograr los objetivos planteados, pasaremos a la fase de seguimiento, donde evaluaremos los cambios alcanzados y ajustaremos las estrategias si es necesario. Además, trabajaremos en la prevención de posibles recaídas, ofreciéndote recursos y habilidades para que puedas mantener los avances conseguidos a largo plazo.

    Saber más…

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  • Desarrollo neurológico en la adolescencia

    Desarrollo neurológico en la adolescencia

    La adolescencia es una etapa de transformaciones profundas, no solo a nivel físico y emocional, sino también en el desarrollo neurológico. Aunque muchas personas asumen que el cerebro de un adolescente ya está completamente desarrollado, la realidad es que este proceso de madurez cerebral se extiende hasta los 18-20 años o más.

    La maduración del cerebro: un proceso de atrás hacia adelante

    El desarrollo del cerebro adolescente sigue un patrón de madurez que va de la parte posterior hacia la anterior. Esto significa que las regiones más primitivas y automáticas del cerebro maduran primero, mientras que las áreas responsables del control racional y la toma de decisiones son las últimas en desarrollarse.

    Uno de los elementos clave en este proceso es la corteza prefrontal, la última región en alcanzar su madurez completa. Esta zona del cerebro es responsable de funciones como:

    • Control de impulsos
    • Toma de decisiones
    • Pensamiento analítico y planificación a largo plazo
    • Regulación emocional
    • Autoconciencia y desarrollo de la identidad

    Dado que la corteza prefrontal aún está en desarrollo durante la adolescencia, es común observar comportamientos impulsivos, reacciones emocionales intensas y dificultades para prever las consecuencias de sus acciones. Esto explica por qué los adolescentes pueden parecer emocionalmente inestables o reaccionar de manera exagerada a situaciones que para los adultos nos pueden parecer triviales.

    Además, esta inmadurez neurológica impacta en su capacidad de inhibición de respuestas automáticas, lo que los hace más susceptibles a la influencia social y al deseo de gratificación instantánea. Esto también puede influir en la toma de decisiones arriesgadas, ya que el cerebro adolescente prioriza las recompensas inmediatas sobre los beneficios a largo plazo.

    Investigaciones en neurociencia han demostrado que, aunque los adolescentes tienen la capacidad de razonar de manera lógica en situaciones controladas, en entornos de alta carga emocional su juicio puede verse comprometido debido a la activación del sistema límbico, el cual está altamente desarrollado en esta etapa y responde de manera intensa a estímulos emocionales.

    Funciones cognitivas en desarrollo

    Durante esta etapa, varias habilidades cognitivas continúan evolucionando, lo que explica muchas de las actitudes y desafíos propios de los adolescentes:

    • Atención y concentración: Aún está en proceso de madurez la capacidad para mantener el enfoque en tareas complejas o prolongadas, lo que puede influir en su rendimiento académico y en su organización diaria.
    • Capacidad de planificación: Dado que el pensamiento a largo plazo es limitado, los adolescentes suelen tomar decisiones basadas en el presente sin evaluar completamente las posibles repercusiones futuras.
    • Memoria a corto plazo: Aunque su capacidad de aprendizaje es rápida, la retención de información y la gestión de datos a corto plazo pueden verse afectadas por factores como la fatiga o el estrés emocional.

    Impulsividad y tendencia a la acción

    Uno de los fenómenos más notorios de la adolescencia es la tendencia a actuar antes de pensar. Esto se debe a que las estructuras cerebrales involucradas en la recompensa y la búsqueda de placer, como el sistema límbico, están hiperactivas en esta etapa, mientras que los mecanismos de autocontrol aún están madurando.

    Este desbalance explica por qué los adolescentes:

    • Pueden tomar decisiones impulsivas sin considerar plenamente sus consecuencias.
    • Son más propensos a asumir riesgos.
    • Experimentan cambios de humor intensos y reacciones emocionales que pueden ser exageradas.

    Si bien estos comportamientos pueden ser desafiantes, también son parte del proceso natural de crecimiento y exploración.

    El desarrollo de la identidad y la autoconciencia

    A medida que los adolescentes comprenden mejor el mundo que los rodea, también inician un viaje interno para descubrir quiénes son. Esta etapa es clave en la construcción de su identidad y personalidad.

    Los adolescentes suelen cuestionarse aspectos fundamentales sobre su identidad y su lugar en el mundo, como adultos podemos ayudar a los adolescentes a reflexionar a través de preguntas como:
    •   ¿Quién soy y qué quiero llegar a ser?
    •   ¿Cómo me relaciono con mi entorno?
    •   ¿Qué valores y creencias realmente me representan y cuáles provienen de mi familia o sociedad?

    Guiarlos en este proceso de autoexploración es clave para su desarrollo emocional y social. Aunque puede generar dudas e inseguridad, también les brinda la oportunidad de fortalecer su autoconocimiento y construir una autoestima más sólida.

    Acompañando el desarrollo neurológico del adolescente

    Dado que la madurez del cerebro no ocurre de un día para otro, los adultos pueden desempeñar un papel clave en el acompañamiento de este proceso. Algunas estrategias útiles incluyen:

    • Fomentar el pensamiento crítico y la reflexión: En lugar de imponer reglas sin explicación, incentivar el debate y la búsqueda de soluciones razonadas.
    • Enseñar habilidades de regulación emocional: Ayudar a los adolescentes a identificar y gestionar sus emociones de manera saludable.
    • Brindar apoyo y paciencia: Comprender que los errores y la impulsividad forman parte del aprendizaje.
    • Favorecer hábitos saludables: Un sueño adecuado, alimentación balanceada y ejercicio físico pueden contribuir al desarrollo cerebral y mejorar su bienestar emocional.

     

    El desarrollo neurológico en la adolescencia es un proceso fascinante y desafiante que influye en la manera en que los jóvenes perciben el mundo y toman decisiones. Acompañarlos con comprensión y guiarlos en la construcción de su identidad les permitirá desarrollar las habilidades necesarias para una transición saludable hacia la adultez.

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