Author: CamyllaRibeiro_beta

  • Desafíos familiares en la adolescencia

    Desafíos familiares en la adolescencia

    La adolescencia es una etapa de transición tanto para los hijos como para los padres. Así como los adolescentes experimentan cambios físicos, emocionales y psicológicos, las dinámicas familiares también deben ajustarse para facilitar este proceso de crecimiento. En términos de desarrollo familiar, cada etapa trae consigo desafíos y transformaciones, y la adolescencia no es la excepción. En esta fase, los padres deben aprender a equilibrar la autonomía de sus hijos con la necesidad de seguir brindándoles apoyo y estructura.

    El desarrollo familiar y la adolescencia

    Las familias evolucionan a lo largo del tiempo, pasando por diferentes etapas que requieren ajustes en sus normas, roles y dinámicas. Cuando los hijos alcanzan la adolescencia, la estructura familiar debe adaptarse a su creciente necesidad de independencia y exploración del mundo exterior. Sin embargo, este proceso no siempre es sencillo, y la resistencia al cambio por parte de los padres o del propio adolescente puede generar conflictos dentro del núcleo familiar.

    Uno de los cambios clave en esta etapa es la pseudo-individuación de los adolescentes. Esto significa que los jóvenes comienzan a verse a sí mismos como individuos separados de su familia, con ideas propias y un fuerte deseo de autonomía. Para los padres, esto puede generar sentimientos de pérdida o temor al cambio, lo que a veces se traduce en intentos de mantener un control estricto sobre sus hijos. Esta lucha entre la necesidad de independencia del adolescente y la resistencia al cambio de los padres es uno de los principales desafíos familiares durante esta etapa.

    Principales desafíos familiares en la adolescencia

     

    1. Flexibilizar normas y límites

    Durante la infancia, las reglas familiares suelen ser claras y estructuradas. Sin embargo, en la adolescencia, los jóvenes comienzan a cuestionarlas y a exigir mayor flexibilidad. Esto no significa que los límites deban desaparecer, sino que es importante adaptarlos a su crecimiento y fomentar el diálogo en la toma de decisiones.

    ¿Cómo abordarlo?

    • Mantener normas claras, pero negociables, permitiendo que el adolescente participe en su construcción.
    • Diferenciar entre reglas fundamentales (como la seguridad) y aquellas que pueden flexibilizarse con el tiempo.
    • Enseñarles a asumir responsabilidad sobre sus decisiones y sus consecuencias.

    2. Aceptar la autonomía del adolescente

    A medida que los adolescentes buscan definir su identidad, es normal que se alejen un poco de la familia y prioricen su vida social. Este proceso puede ser difícil para los padres, quienes pueden sentir que están perdiendo el control sobre sus hijos.

    ¿Cómo abordarlo?

    • Aceptar que la independencia es un paso necesario para su desarrollo.
    • Brindarles oportunidades para que tomen decisiones y experimenten la autonomía de manera segura.
    • Seguir disponibles emocionalmente sin imponer presencia constante.

    3. Gestionar los conflictos familiares

    Las diferencias de opinión entre padres y adolescentes pueden generar discusiones frecuentes. Es común que surjan desacuerdos en temas como horarios, amigos, uso de tecnología y responsabilidades.

    ¿Cómo abordarlo?

    • Fomentar el diálogo en lugar de la imposición.
    • Escuchar activamente las preocupaciones del adolescente antes de responder.
    • Practicar la empatía y evitar reaccionar desde la autoridad sin comprensión.

    4. Equilibrar la protección y la libertad

    Uno de los mayores desafíos para los padres es encontrar el punto medio entre proteger a sus hijos y permitirles aprender de sus propias experiencias.

    ¿Cómo abordarlo?

    • Enseñarles a tomar decisiones responsables en lugar de simplemente prohibir.
    • Guiarlos con información sobre los riesgos en lugar de controlarlos.
    • Establecer confianza mutua, de manera que sientan que pueden acudir a sus padres ante cualquier problema.

    5. Adaptarse a los cambios en la comunicación

    El modo en que los adolescentes se comunican con sus padres cambia significativamente en esta etapa. Es posible que se vuelvan más reservados o que prefieran compartir sus pensamientos con amigos antes que con su familia.

    ¿Cómo abordarlo?

    • Crear espacios para el diálogo sin forzar la comunicación.
    • Respetar su privacidad sin interpretarlo como un rechazo.
    • Utilizar herramientas como la escucha activa y el interés genuino para mantener la conexión.

    El rol de los padres en la adaptación familiar

    El ajuste familiar en la adolescencia requiere flexibilidad y disposición para el cambio. Los padres juegan un papel clave en este proceso, y su actitud hacia esta etapa puede influir significativamente en la calidad de la relación con sus hijos. Para facilitar una transición armoniosa, es importante:

    • Aceptar que la adolescencia es una etapa transitoria, donde los cambios son parte del desarrollo natural.
    • Evitar la sobreprotección, ya que puede impedir el crecimiento personal del adolescente.
    • Practicar la paciencia y la empatía, entendiendo que los cambios en la conducta de los hijos no son un rechazo personal, sino parte del proceso de individuación.
    •  Ser un modelo a seguir, mostrando habilidades de regulación emocional y resolución de conflictos.

     

    La adolescencia no solo es un periodo de transformación para los jóvenes, sino también para sus familias. Aceptar los cambios propios de esta etapa y adaptarse a ellos es clave para fortalecer los lazos familiares y ayudar a los adolescentes a crecer de manera saludable. Flexibilizar normas, fomentar la comunicación y equilibrar la autonomía con la supervisión son estrategias fundamentales para lograr un ambiente familiar armonioso.

    En algunas ocasiones puede ser necesario pedir ayuda profesional para trabajar las dificultades que puede tener una familia para adaptarse a esta etapa. Como psicóloga especializada en terapia familiar veo que con comprensión y disposición al cambio, las familias pueden superar los desafíos de la adolescencia y convertir esta etapa en una oportunidad de crecimiento mutuo.

  • El gran desafío de ser padres y madres primerizos

    El gran desafío de ser padres y madres primerizos

    Ser padre o madre por primera vez es una experiencia transformadora, llena de emociones intensas, amor incondicional y, al mismo tiempo, grandes desafíos. A menudo, la llegada de un bebé trae consigo una serie de dificultades que pueden generar estrés, cansancio extremo y dudas constantes sobre si se está haciendo bien el papel de padre o madre.

    Problemas más habituales en la crianza primeriza

    1. Estrés y cansancio extremo

    Las noches sin dormir, el llanto del bebé y la constante atención que requiere pueden llevar a un agotamiento físico y mental. La falta de sueño afecta el estado de ánimo y la capacidad de tomar decisiones, lo que puede hacer que los padres y madre se sientan desbordados.

    1. Acumulación de tareas

    Las responsabilidades aumentan drásticamente: alimentación, pañales, visitas médicas, limpieza del hogar y, en muchos casos, el regreso al trabajo. La sensación de no llegar a todo puede generar ansiedad y frustración.

    1. Dificultad para conciliar el sueño

    No solo el bebé interrumpe el descanso, sino que la preocupación constante y la sobrecarga mental pueden hacer que los padres y madres tengan dificultades para dormir incluso cuando el bebé descansa.

    1. Miedo a estar haciéndolo mal

    Es común que los padres y madres primerizos se cuestionen cada decisión: ¿Está comiendo suficiente? ¿Por qué llora tanto? ¿Deberíamos seguir esta recomendación o la otra? Este miedo puede llevar a un estado de alerta constante y agotador.

    1. Búsqueda de información en redes sociales

    En la era digital, las redes sociales y los foros están llenos de consejos sobre crianza, pero la sobreinformación puede ser contraproducente. Las comparaciones con otras familias pueden generar más inseguridad y estrés.

    1. Falta de tiempo en pareja

    El tiempo en pareja suele reducirse drásticamente. Las noches románticas se convierten en madrugadas sin dormir y las conversaciones giran en torno a las necesidades del bebé. Esto puede generar distancia emocional.

    1. Diferencias en los estilos educativos

    Cada persona trae consigo su propia historia familiar y visión sobre la crianza. Esto puede generar conflictos en la pareja, especialmente si no se establecen acuerdos claros sobre cómo educar al bebé.

    1. Comparaciones y la carga mental de quién hace más

    Uno de los conflictos más habituales es la percepción de que uno de los dos progenitores está asumiendo más responsabilidades que el otro. La crianza es un trabajo en equipo y la distribución de tareas debe ser equilibrada para evitar resentimientos.

    Mitos sobre los estilos de crianza

    Existen muchos mitos en torno a la crianza que pueden generar confusión y culpa en los padres y madres primerizos. Algunos de los más comunes son:

    • “No cojas al bebé en brazos porque se acostumbra”: La realidad es que el contacto físico es fundamental para el desarrollo emocional del bebé y fortalece el vínculo afectivo.
    • “Déjale llorar para que aprenda a calmarse solo”: Los bebés no tienen la capacidad de autorregularse en los primeros meses, por lo que atender su llanto es fundamental para su bienestar.
    • “El colegio es peligroso y crea dependencia”: El colegio, practicado de manera segura, puede favorecer el descanso del padre/madre y el bebé, además de reforzar el apego.
    • “Debe dormir solo desde bebé para que sea independiente”: La independencia no se construye a través de la separación forzada, sino mediante una relación de confianza y seguridad.

    Es importante informarse y tomar decisiones basadas en la evidencia científica y en lo que funcione mejor para cada familia.

    La importancia del apego seguro

    El apego seguro es la base del desarrollo emocional y psicológico del bebé. Se construye a través de interacciones consistentes y sensibles con los cuidadores principales. Para fomentar un apego seguro, los padres/madres pueden:

    • Atender las necesidades del bebé de manera sensible y constante, respondiendo a su llanto y necesidades emocionales sin temor a ‘malcriar’.
    • Ofrecer contacto físico y cercanía, ya que el contacto piel con piel, las caricias y los abrazos refuerzan el vínculo afectivo.
    • Proporcionar rutinas predecibles, lo que ayuda al bebé a sentirse seguro y confiado en su entorno.
    • Favorecer la expresión emocional, validando las emociones del bebé y evitando frases como “no llores” o “no pasa nada”.
    • Ser modelos de regulación emocional, ya que los bebés aprenden de sus cuidadores cómo gestionar el estrés y las emociones.

    ¿Cómo puede ayudar la terapia?


    La terapia psicológica puede ser un gran recurso para los padres y madres primerizos, ayudándolos a gestionar mejor el estrés, la ansiedad y los conflictos de pareja. Algunas de las maneras en que puede contribuir incluyen:

    • Aprender a manejar la ansiedad y el cansancio mediante estrategias de regulación emocional y organización del tiempo.
    • Fortalecer la comunicación en pareja para encontrar acuerdos en la crianza y evitar discusiones recurrentes.
    • Desarrollar expectativas realistas sobre la maternidad y paternidad, comprendiendo que la perfección no existe y que cada familia encuentra su propio camino.
    • Evitar la sobrecarga mental aprendiendo a delegar y compartir tareas de manera equitativa.
    • Conectar con el bebé y con uno mismo sin perder la identidad propia ni la relación de pareja.

    Ser madre o padre primerizo es un reto, pero también una oportunidad para crecer y fortalecer vínculos. Con apoyo adecuado y una mirada compasiva hacia uno mismo, es posible transitar esta etapa con mayor seguridad y bienestar.

     

     

     

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    Sandra Ribeiro

    Psicóloga General Sanitaria (M-34885)

    Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

    Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva

    Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED

     

     

  • Primeras relaciones amorosas: cómo acompañar a nuestros hijos adolescentes

    Profesionales de la psicologia Especializadas en las relaciones humanas

    Nuestros servicios

    El Centro de Psicología Sandra Ribeiro es un Centro Sanitario Autorizado por la Comunidad de Madrid con N.º CS19965, localizado en Majadahonda.

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    Ponemos a tu disposición servicios de terapia individual con adultos, niños, adolescentes, terapia de pareja y terapia familiar. Atendemos de forma presencial y online, en español, en inglés y en portugués. Todo ello, bajo una actitud de escucha, proximidad, ética profesional y total confidencialidad. Nuestro enfoque Sistémico, Humanista e Integrador nos permite apoyar nuestra intervención en la relación terapéutica bien estructurada, es decir, una relación humana basada en el respeto, la cercanía y la honestidad. Nuestra intervención terapéutica está basada en tratamientos de eficacia comprobada recogidos de las propuestas mundiales con credibilidad y evidencia científica.

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    Desde una actitud de escucha, proximidad, ética profesional y total confidencialidad, nuestras intervenciones buscan tratar cada caso con la individualidad que merece. Cada persona tiene unas necesidades diferentes, por ello, cada intervención estará adaptada para ayudar a esta persona en particular, respetando su tiempo.

    Tras la primera toma de contacto y ya en la primera sesión, empezamos una fase de evaluación en la que abordaremos tus necesidades, recogiendo datos que nos puedan ayudar a explorar el problema, saber cómo éste se manifiesta y cómo afecta a tu vida diaria. Toda la información recogida en esta fase nos ayudará a trazar, conjuntamente contigo, una línea en la que centraremos nuestra intervención y en la que podamos trabajar sobre los objetivos y las metas que deseas alcanzar y la mejor forma de conseguirlos. Por último, en la fase de seguimiento, evaluaremos los objetivos alcanzados y plantearemos estrategias para prevenir posibles recaídas.

    Es verdad que terapeuta y paciente caminaremos juntos durante todo el proceso terapéutico, pero eres tú quien tendrá un papel principal en este viaje.

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  • El impacto de la depresión en la relación de pareja

    El impacto de la depresión en la relación de pareja

    La depresión tiene un impacto profundo en la relación de pareja, generando desafíos tanto para la persona que la padece como para su compañero/a. Para comprender mejor esta dinámica, es útil analizar ambas perspectivas.

    Desde la perspectiva de la persona con depresión

    1. Dificultad para conectar emocionalmente
      La depresión genera un estado de apatía, tristeza y desconexión emocional, lo que puede hacer que la persona se sienta incapaz de expresar amor, interés o entusiasmo en la relación.
    2. Pérdida del deseo sexual y afectivo
      Es común que la libido disminuya y que las muestras de cariño se reduzcan. Esto puede ser interpretado por la pareja como falta de amor o desinterés, lo que añade tensión a la relación.
    3. Sentimientos de culpa y autoexigencia
      Muchas personas con depresión sienten que son una carga para su pareja, lo que puede llevarlas a aislarse aún más o a rechazar el apoyo que se les ofrece.
    4. Irritabilidad y cambios de humor
      No todas las personas con depresión solo experimentan tristeza; algunas pueden mostrar irritabilidad, frustración o impaciencia, lo que genera conflictos en la convivencia.
    5. Dificultad para comunicarse y tomar decisiones
      La fatiga mental y emocional que conlleva la depresión puede hacer que la persona tenga problemas para sostener conversaciones significativas, expresar sus necesidades o incluso tomar decisiones cotidianas en la relación.

    Desde la perspectiva de la pareja de la persona con depresión

    1. Sentimiento de rechazo y soledad
      La pareja puede sentirse ignorada o rechazada cuando la persona con depresión se distancia emocionalmente o reduce el afecto físico y verbal.
    2. Frustración por la falta de reciprocidad
      Es posible que la pareja sienta que da mucho apoyo, pero recibe poco a cambio. Esto puede generar resentimiento y agotamiento emocional.
    3. Cansancio emocional y sensación de impotencia
      Ver a la persona amada sufrir sin poder “arreglarlo” puede ser extremadamente desgastante. Muchas parejas intentan motivar o animar a la persona con depresión sin éxito, lo que genera frustración.
    4. Asunción de responsabilidades adicionales
      La pareja puede sentirse sobrecargada si la persona con depresión deja de realizar tareas cotidianas o evita responsabilidades compartidas.
    5. Miedo a perder la relación
      Es común que la pareja tenga miedo de que la depresión termine por destruir la relación, o incluso que la persona con depresión llegue a tener pensamientos suicidas, lo que genera una gran ansiedad.

    El día a día de las parejas cuando uno tiene depresión

    El día a día en una relación donde uno de los miembros tiene depresión puede estar marcado por altibajos emocionales, dificultades en la comunicación y una sensación constante de agotamiento para ambos. A continuación, te describo cómo suele ser la dinámica cotidiana desde ambas perspectivas.

    Desde la perspectiva de la persona con depresión

    • Despertar con una sensación de vacío o agotamiento
      Desde el momento en que abre los ojos, la persona con depresión puede sentir una falta de energía o motivación para comenzar el día. Incluso las actividades básicas, como levantarse de la cama, ducharse o desayunar, pueden parecer esfuerzos titánicos.
    • Dificultad para expresar emociones
      Puede sentirse desconectada de su pareja, no porque no la ame, sino porque la depresión le impide experimentar placer o entusiasmo. Muchas veces prefiere el silencio o el aislamiento.
    •  Tareas cotidianas postergadas
      Actividades como hacer la compra, limpiar o incluso responder mensajes pueden parecer abrumadoras. Su pareja puede asumir más responsabilidades, lo que puede generar sentimientos de culpa o vergüenza en la persona con depresión.
    •  Falta de interés en la intimidad
      El deseo sexual suele verse afectado, no solo por la baja energía, sino también por la desconexión emocional. Es común que evite el contacto físico o no sienta placer en momentos que antes disfrutaba.
    • Sensación de ser una carga
      La persona con depresión puede sentir que su pareja está mejor sin ella, lo que refuerza su aislamiento. En algunos casos, puede haber intentos de alejar a la pareja como mecanismo de protección o autosabotaje.
    • Culpa y miedo al abandono
      Aunque se sienta incapaz de responder afectivamente, puede temer que su pareja se canse y la deje. Esto crea un círculo vicioso de ansiedad y desesperanza.
    • Dificultades para dormir
      Puede haber insomnio o hipersomnia. Esto afecta la rutina de la pareja, generando noches de desvelo o una desconexión en los horarios.

    Desde la perspectiva de la pareja sin depresión

    • Inicio del día con incertidumbre
      Al despertar, puede preguntarse cómo estará su pareja hoy: ¿tendrá energía? ¿Estará más apagada que ayer? Esta incertidumbre puede generar ansiedad desde el comienzo del día.
    •  Cargar con más responsabilidades
      Muchas veces tiene que asumir tareas adicionales, como el cuidado de la casa, la gestión de citas médicas o el apoyo emocional, lo que puede llevar al agotamiento.
    • Intentar animar sin éxito
      Comentarios como “vamos a dar un paseo” o “intenta pensar en algo positivo” pueden no tener efecto, generando frustración y sensación de impotencia.
    • Desgaste en la comunicación
      Las conversaciones pueden volverse monótonas o tensas. La pareja puede sentirse sola, ya que la persona con depresión responde con monosílabos, evita hablar o simplemente no tiene fuerzas para conversar.
    • Sentirse rechazada afectivamente
      La falta de muestras de cariño y el distanciamiento emocional pueden hacer que la pareja dude sobre si sigue siendo importante o deseada.
    • Duda sobre cómo actuar
      A veces, no sabe si insistir en ayudar o dejar espacio. Puede temer decir algo que empeore la situación o que su apoyo no sea suficiente.
    • Necesidad de autocuidado, pero con culpa
      La pareja también necesita momentos de descanso y distracción, pero puede sentirse culpable por disfrutar de cosas mientras su ser querido sufre.

    Momentos clave en el día a día

    Desayuno/momentos de la mañana

    • Puede ser un momento difícil. La persona con depresión puede tener problemas para levantarse o no tener apetito. La pareja intenta motivarla, pero puede recibir respuestas evasivas o de apatía.

    Tareas del hogar y rutinas diarias

    • La pareja puede asumir más responsabilidades sin que la persona con depresión lo pida. Con el tiempo, esto puede generar resentimiento.

    Espacios de ocio y socialización

    • Es común que la persona con depresión rechace planes. La pareja puede terminar saliendo sola o evitando actividades para no hacer sentir mal al otro.

    Conversaciones

    • La comunicación puede volverse rutinaria o limitada. A veces, la pareja sin depresión siente que habla con una pared.

    Noche y descanso

    • Puede haber insomnio, pesadillas o dificultades para dormir juntos. La falta de descanso empeora el estado emocional de ambos.

    Cómo afrontar la depresión en pareja

    1. Comprender que la depresión no es falta de amor
      Es fundamental diferenciar la enfermedad de la relación. La persona con depresión no se aleja porque no ame a su pareja, sino porque sufre una alteración en su estado de ánimo que le impide conectar como antes.
    2. Fomentar la comunicación sin presión
      En lugar de exigir respuestas o emociones que la persona con depresión no puede dar en ese momento, es mejor abrir espacios seguros para la comunicación sin juicios.
    3. Evitar la sobreprotección o el rol de salvador
      La pareja no puede “curar” la depresión, pero sí puede acompañar y apoyar. Es importante fomentar la búsqueda de ayuda profesional y evitar que la relación se convierta en un vínculo de dependencia.
    4. Cuidar la propia salud mental
      La pareja de una persona con depresión también necesita espacios de autocuidado, apoyo emocional y, en algunos casos, terapia individual para gestionar la situación sin agotarse.
    5. Buscar ayuda profesional
      La terapia individual para la persona con depresión y la terapia de pareja pueden ser herramientas clave para fortalecer la relación y encontrar estrategias de afrontamiento efectivas.

    Cómo mejorar la convivencia

    Tener expectativas realistas
    Es importante entender que la persona con depresión no puede “salir de ello” fácilmente. En lugar de presionarla, se debe aceptar su ritmo.

    Crear pequeñas rutinas juntos
    Actividades simples, como ver una serie o salir a caminar, pueden ayudar a fortalecer la conexión sin que la persona con depresión se sienta forzada.

    Practicar la comunicación afectiva
    En lugar de preguntar constantemente “¿cómo estás?”, es útil decir “estoy aquí para lo que necesites”.

    La pareja también debe cuidarse
    Buscar apoyo, ya sea en terapia individual o grupos de apoyo, ayuda a evitar el desgaste emocional.

    Terapia de pareja si es necesario
    Puede ser útil para mejorar la convivencia y evitar que la relación se deteriore.

    El día a día de una pareja en la que uno de los miembros tiene depresión es un desafío, pero con empatía, apoyo mutuo y límites saludables, es posible transitar la situación sin que la relación se desgaste por completo.

     

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    Sandra Ribeiro

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  • Las heridas emocionales de los padres y su impacto en los hijos

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  • Celos o Celotipia: Cuando los Celos se Convierten en Obsesión

    Celos o Celotipia: Cuando los Celos se Convierten en Obsesión

    Diferencias entre Celos y Celotipia

    Los celos son una emoción natural que puede surgir ante la percepción de una amenaza a una relación significativa. En un nivel moderado, pueden ser manejables y no interfieren significativamente en la vida de la persona. Sin embargo, cuando los celos se intensifican, pueden dar lugar a comportamientos posesivos y conflictos importantes en la pareja.

    Por otro lado, la celotipia es un trastorno delirante en el que la persona tiene la certeza absoluta de que su pareja le está siendo infiel, a pesar de no contar con pruebas objetivas. Esta convicción no cambia ni siquiera frente a evidencias en contra, lo que genera un deterioro significativo en la relación y en la calidad de vida del afectado.


    Factores Psicológicos y Emocionales de los Celos

    Los celos pueden originarse en diversos factores psicológicos y emocionales, entre ellos:

    • Baja autoestima: La inseguridad personal puede hacer que la persona perciba cualquier interacción de su pareja con terceros como una amenaza.
    • Experiencias pasadas: Relaciones previas con infidelidades o abandono pueden predisponer a desarrollar celos en nuevas relaciones.
    • Apego ansioso: Las personas con un estilo de apego ansioso suelen tener un miedo constante al rechazo y la pérdida de su pareja.
    • Influencia cultural y social: Los mensajes transmitidos por la cultura y los medios pueden reforzar la idea de que los celos son una prueba de amor.


    Celotipia como Trastorno Delirante

    Según el DSM-5 (manual diagnóstico que utilizamos los psicólogos), la celotipia es un subtipo del trastorno delirante, dentro de la categoría de los trastornos psicóticos, caracterizado por una creencia inamovible de infidelidad de la pareja. Sus manifestaciones incluyen:

    • Vigilancia extrema y espionaje de la pareja.
    • Interpretación errónea de situaciones cotidianas como “pruebas” de infidelidad.
    • Enfrentamientos constantes y acusaciones sin fundamento.
    • Restricción de la autonomía de la pareja, llegando en algunos casos a episodios de violencia.

    La celotipia tiene un inicio insidioso y tiende a la cronicidad. El celotípico tiene los celos como eje central de su vida, comprometiendo gravemente distintas áreas como la vida familiar, social y laboral.

     

    ¿Hubo o No Infidelidad?: La Ruptura en los Acuerdos de la Pareja

    La infidelidad no siempre es un hecho objetivo y definido de la misma manera para todas las parejas. Cada relación establece sus propios acuerdos sobre la exclusividad y el compromiso. La percepción de traición varía según estos acuerdos y el grado de confianza que existe en la pareja. En muchos casos, los celos surgen no solo por la sospecha de una infidelidad física, sino también por la posibilidad de una infidelidad emocional o digital.

     

    El Concepto de Confianza en Sí Mismo y en el Otro

    La confianza es un pilar fundamental en cualquier relación. No solo implica creer en la fidelidad de la pareja, sino también en la propia capacidad de afrontar una posible ruptura o traición. Las personas con una buena autoestima tienden a gestionar mejor la incertidumbre, mientras que aquellas con inseguridades profundas pueden experimentar celos constantes, incluso sin razones objetivas.

     

    El Desarrollo de la Autoconfianza y la Confianza en el Otro

    1. Experiencias tempranas: Nuestra autoconfianza se forma en la infancia a través de la validación y el apoyo que recibimos de nuestras figuras de apego. Si crecimos en un entorno donde nuestras emociones y capacidades fueron reforzadas, es más probable que desarrollemos una sensación de seguridad en nosotros mismos.
    2. Éxitos y fracasos: La confianza en uno mismo se fortalece cuando enfrentamos desafíos y somos capaces de superarlos. Si, por el contrario, nos han sobreprotegido o hemos recibido críticas constantes, podemos desarrollar inseguridad.
    3. Modelos de relación: Nuestra forma de confiar en los demás está influenciada por las experiencias familiares y relaciones previas. Una historia de traición (en primera persona o no) o abandono puede hacer que confiemos menos en los demás.

     

    Los Orígenes de los Celos

    • Biológicos: Algunas investigaciones sugieren que los celos tienen una base evolutiva, relacionada con la protección de la pareja y la descendencia.
    • Sociales y culturales: La forma en que interpretamos los celos está influenciada por las normas culturales. En algunas sociedades, los celos son vistos como una prueba de amor, mientras que en otras se consideran un signo de inseguridad y/o de falta de respeto hacia la pareja.
    • Psicológicos: Como mencionamos, la autoestima, el apego y las experiencias pasadas juegan un papel clave en el desarrollo de los celos.

     

    La Historia del Apego en los Celos

    El tipo de apego desarrollado en la infancia influye en la forma en que una persona experimenta y maneja los celos. Algunos puntos clave incluyen:

    • Apego seguro: Tienden a confiar en su pareja y en la solidez de la relación.
    • Apego ansioso: Experimentan miedos intensos de abandono y necesitan constantes pruebas de amor.
    • Apego evitativo: Pueden mostrar desconfianza y distanciamiento, evitando la vulnerabilidad emocional.

    Riesgos y Consecuencias de la Celotipia

    • Para la persona afectada: Aislamiento social, ansiedad, depresión y deterioro del bienestar psicológico y, en algunos casos, riesgo de agresión física o emocional.
    • Para la pareja: Sensación de asfixia, estrés, miedo y, en algunos casos, riesgo de agresión física o emocional.
    • A nivel legal: En casos extremos, la celotipia puede derivar en violencia de género y denuncias legales.

     

    Abordaje y Tratamiento

    • Terapia psicológica: La terapia ayuda a identificar pensamientos distorsionados y modificar patrones de comportamiento problemáticos.
    • Dependiendo de la decisión: La terapia ayuda a procesar el duelo de la ruptura o recolocar y reconstruir la confianza en la pareja.
    • Trabajar la culpa y el arrepentimiento: Es importante trabajar también en el dolor y el sufrimiento de la pareja. Si hubo una infidelidad, puede haber culpa y arrepentimiento por parte del miembro de la pareja que cometió infidelidad.
    • Terapia de Pareja: La terapia ayuda a la pareja a hablar sobre la infidelidad y a desarrollar los nuevos acuerdos de lealtad en la pareja si deciden permanecer juntos. Si, por el contrario, la pareja o uno de los miembros decide romper la relación, la terapia ayuda en una separación sana, a la comunicación a los hijos y/o familiares, a procesar la decisión y el duelo de la ruptura.
    • Estrategias para la pareja: La comunicación asertiva y los límites son clave para evitar la escalada del problema.
    • Intervención psiquiátrica: En la celotipia, el tratamiento psicofarmacológico con antipsicóticos puede ser necesario.

     

    Casos Clínicos

    Caso 1: Celos

    María, de 30 años, ha tenido experiencias previas con parejas infieles. En su relación actual, aunque su pareja nunca le ha dado motivos de desconfianza, María se siente insegura cuando él socializa con otras mujeres. A menudo revisa su teléfono y le pregunta reiteradamente si sigue interesado en ella. Aunque sufre ansiedad, María reconoce que sus celos pueden ser irracionales y está dispuesta a trabajarlos en terapia.

    Caso 2: Celotipia

    José, de 42 años, está convencido de que su esposa le es infiel con un compañero de trabajo. Aunque ella le ha mostrado mensajes y llamadas para demostrar su fidelidad, José sigue creyendo que lo engaña. Ha comenzado a seguirla, instalar aplicaciones de rastreo en su teléfono y confrontarla violentamente. José tenía un estado de hiperalerta con mucha ansiedad, apenas dormía y consumía frecuentemente bebida alcohólica. El problema se ha hecho insostenible. Su esposa decide separarse, ha perdido su empleo y sus amigos se han distanciado. Finalmente, José busca ayuda profesional para afrontar el dolor de la ruptura, pero no era consciente de la celotipia, ya que daba por hecho la infidelidad de su mujer.

     

    La celotipia es un subtipo del trastorno delirante, según el DSM-5, dentro de la categoría de los trastornos psicóticos. La característica principal es la creencia firme y errónea de que la pareja es infiel, sin pruebas objetivas que lo respalden. Esta convicción delirante no cambia, aunque se le presenten evidencias en contra, lo que la diferencia de los celos normales o de la inseguridad en la relación.

    Al ser un trastorno delirante, el abordaje suele requerir la intervención psiquiátrica, especialmente si hay una afectación significativa en la vida de la persona o si se presentan conductas de riesgo (como vigilancia constante, confrontaciones agresivas o incluso violencia). El tratamiento psicofarmacológico puede ser necesario para reducir la intensidad del delirio. Paralelamente, la terapia psicológica con un profesional especializado puede ayudar a trabajar la desconfianza, las distorsiones cognitivas y las emociones asociadas, entre otras cosas.

     

     

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    Sandra Ribeiro

    Psicóloga General Sanitaria (M-34885)

    Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

    Profesora del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Villanueva

    Responsable de formación y supervisora de casos clínicos en el Servicio de Psicología Aplicada (SPA) de la UNED

     

     

     

  • El poder de la caja de arena: la terapia más allá de las palabras

    El poder de la caja de arena: la terapia más allá de las palabras

    La terapia con muñecos o caja de arena (también conocida como terapia de juego con arena o sandplay therapy) es una técnica terapéutica utilizada con cualquier tipo de población: niños, adolescentes, adultos. Consiste en la utilización de una caja con arena (o una bandeja) y una variedad de miniaturas o figuras que representan personas, animales, objetos y elementos de la naturaleza. El objetivo es permitir que el paciente exprese emociones, conflictos internos o experiencias de manera simbólica y no verbal.

    Beneficios de la caja de arena:

    • Facilita la expresión emocional en personas que tienen dificultad para verbalizar lo que sienten.
    • Promueve la autorregulación emocional y la resolución de conflictos.
    • Ayuda a procesar traumas o experiencias difíciles en un entorno seguro.
    • Estimula la creatividad y la conexión con el inconsciente.

    Usos comunes de la caja de arena:

    • Tratamiento de ansiedad, depresión o trauma.
    • Apoyo en casos de abuso o negligencia.
    • Mejora de la comunicación y las relaciones en familias o parejas.
    • Intervenciones en personas con dificultades emocionales o conductuales.
    • Intervenciones en personas con dificultades en expresar sus emociones o comunicarse en terapia.

    Es una técnica poderosa para explorar el mundo interno de una persona y promover la sanación desde un enfoque no invasivo. A veces, las palabras no son suficientes para expresar lo que sentimos o lo que hemos vivido. La caja de arena permite que nuestra mente inconsciente encuentre una forma simbólica de comunicarse. Lo que representas en la arena puede reflejar emociones, recuerdos o deseos que aún no están claros a nivel consciente.

    María: “No vine aquí para jugar con muñecos” 

    María, una mujer de 51 años, llegó a su sesión de terapia como cualquier otro martes. Había decidido buscar ayuda psicológica tras meses de sentirse atrapada en un ciclo de tristeza y ansiedad que parecía no tener fin. En esta ocasión, su psicóloga le propuso una técnica diferente: trabajar con la caja de arena. Al escuchar la propuesta, María frunció el ceño y cruzó los brazos. “No creo que esto sea para mí,” dijo con una sonrisa tensa, “no vine aquí para jugar con muñecos.”

    La psicóloga, respetando su escepticismo, le explicó que esta técnica no era un juego, sino una forma de explorar lo que las palabras a veces no pueden expresar. María aceptó con reticencia, dispuesta a darle una oportunidad. Frente a ella, la terapeuta colocó una caja rectangular llena de arena y una colección de figuras: animales, personas, casas, árboles, objetos abstractos. La invitación fue sencilla: “Coloca en la arena lo que quieras, como te haga sentido en este momento.”

    La escena en la arena: un reflejo de lo más profundo

    Con algo de torpeza y sin saber muy bien qué hacer, María eligió una figura pequeña que representaba a una mujer y la colocó en el centro de la caja. Luego tomó varios animales grandes y amenazantes —un león, un lobo y un oso— y los colocó alrededor de la mujer, dejando poco espacio entre ellos. Finalmente, tomó un árbol caído y lo colocó frente a la mujer, como bloqueando su camino. Al terminar, miró la escena en silencio.

    “Cuéntame sobre esta mujer,” dijo la psicóloga. María suspiró y respondió: “Soy yo. Así me siento. Rodeada de problemas que no me dejan avanzar.” Señaló los animales: “Este es mi trabajo, esto es mi familia, y este es mi miedo constante a que algo salga mal.”

    A medida que hablaba, María se dio cuenta de cómo había organizado sus temores y bloqueos de forma intuitiva. La escena en la caja de arena se convirtió en una representación tangible de su mundo interno, algo que hasta ese momento había resultado difícil de expresar con palabras..

    El proceso de transformación

    Durante las sesiones siguientes, María continuó trabajando con la caja de arena. En una de ellas, su psicóloga le preguntó: “¿Qué podría cambiar esta mujer/niña para sentirse más segura?” María reflexionó y decidió mover al árbol caído y reemplazarlo por un camino hecho con piedras pequeñas que representaban pequeños pasos hacia el cambio. También incluyó una figura de un perro junto a la mujer, diciendo: “Este es mi amigo. Es lo que necesito: apoyo.”

    Estas modificaciones simbólicas no solo le permitieron visualizar soluciones a sus conflictos internos, sino también sentir que podía tener el control sobre ellos. Poco a poco, su caja de arena se transformó en un espacio donde podía explorar, sanar y experimentar nuevas maneras de enfrentar su realidad.

    Un puente hacia el cambio

    La caja de arena permitió a María explorar simbólicamente aspectos profundos de su historia emocional que le resultaban difíciles de verbalizar. Este trabajo simbólico facilitó una integración emocional y la construcción de un “refugio interno”, marcando un avance significativo en su proceso terapéutico.

    Lo que comenzó como un ejercicio que generó escepticismo se convirtió en una herramienta esencial en el proceso terapéutico de María. Gracias a la caja de arena, logró dar forma a sus emociones y conflictos, accediendo a partes de sí misma que había mantenido ocultas o reprimidas. Descubrió que la arena y las figuras eran un puente entre su mundo interno y externo, un espacio seguro donde podía reorganizar sus pensamientos y emociones.

    La terapia con caja de arena no es solo para niños. Es un recurso potente que ayuda a los adultos a explorar lo que las palabras a menudo no pueden abarcar. Para personas como María, esta técnica representa una vía hacia el autoconocimiento, la resolución de conflictos y el cambio positivo. Y lo más sorprendente es que lo hace de una manera suave, accesible y profundamente transformadora.

     

     

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    Profesora del Dpto. de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED

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  • Trastornos alimentarios: una mirada a la anorexia y la bulimia

    Trastornos alimentarios: una mirada a la anorexia y la bulimia

    Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades mentales complejas que afectan la relación de una persona con la comida, el peso y la imagen corporal. Entre los TCA más comunes y debilitantes se encuentran la anorexia y la bulimia. Estos trastornos tienen un impacto físico, emocional y psicológico profundo en quienes los padecen. Este artículo ofrece una exploración más profunda, destacando las emociones subyacentes, los traumas relacionados y la importancia de un enfoque sistémico en su tratamiento.

    Anorexia: una lucha interna con la percepción corporal

    La anorexia nerviosa trasciende la búsqueda de una delgadez extrema. Se caracteriza por una percepción distorsionada del propio cuerpo y una necesidad imperiosa de control, que se manifiesta en la restricción severa de alimentos. Las personas con anorexia suelen experimentar una intensa ansiedad en relación con la comida y un profundo sentimiento de insuficiencia personal.

    El impacto emocional y traumático: La anorexia suele estar vinculada a experiencias traumáticas, como el bullying por el peso o la aparición, expectativas familiares rigurosas o incluso eventos de abuso emocional o físico. La necesidad de controlar la ingesta de alimentos puede convertirse en una forma de lidiar con la falta de control en otras áreas de la vida. Además, las emociones como la vergüenza y el miedo al rechazo perpetúan el ciclo del trastorno.

    Bulimia: El ciclo de la culpa y el descontrol

    La bulimia nerviosa está marcada por episodios de ingesta excesiva, seguidos de comportamientos compensatorios, como el vómito autoinducido o el uso de laxantes. Estos episodios suelen estar acompañados por una sensación de pérdida de control y una culpa paralizante.

    Trauma y patrones emocionales: En muchos casos, la bulimia también está relacionada con una historia de trauma o abuso, así como con una autoexigencia desmedida. Las personas con bulimia a menudo experimentan emociones intensas de desesperación y un sentimiento de alienación, lo que las lleva a buscar alivio inmediato a través de la comida, seguido de una necesidad urgente de purga para aliviar la culpa.

    Una mirada sistémica: El rol de la familia

    Los TCA no solo afectan a la persona que los padece, sino también a su sistema familiar. La terapia sistémica juega un papel fundamental en el tratamiento, ya que ayuda a identificar patrones familiares que pueden estar contribuyendo al desarrollo o mantenimiento del trastorno.

    Implicación de la familia: El apoyo familiar es crucial para la recuperación. Esto incluye aprender a comunicarse de manera efectiva, evitar comentarios sobre el peso o la comida, y comprender cómo los mensajes culturales y familiares sobre la apariencia influyen en la autoestima del paciente. Además, trabajar con la familia permite abordar dinámicas de control, dependencia emocional o expectativas no realistas que pueden estar afectando al paciente.

    La relación con el trauma

    Muchos trastornos alimentarios están enraizados en traumas emocionales o psicológicos. La desconexión entre cuerpo y mente, común en personas con TCA, puede ser una respuesta al dolor emocional no procesado. La terapia enfocada en el trauma ayuda a las personas a reconectar con sus emociones, identificar las causas subyacentes y trabajar hacia una mayor aceptación de sí mismas.

    Mitos sobre los trastornos alimentarios

    Es crucial desmentir algunos mitos comunes:

    • “Los TCA solo afectan a mujeres jóvenes”: Los TCA pueden presentarse en cualquier género, edad, estatus socioeconómicos, razas, etnias, orientaciones sexuales. Si bien los jóvenes y adolescentes son más propensos a sufrir un TCA, cualquier problema en cualquier fase de la vida de una persona puede derivar en un TCA.
    • “Es solo una fase o una elección”: Los TCA son enfermedades mentales complejas y muy serias, no decisiones voluntarias o fruto de una moda pasajera. Si crees que puedes estar sufriendo un Trastorno Alimentario o crees que alguien de tu entorno pueda padecerlo, no dudes en ponerte en manos de profesionales especializados.
    • “La recuperación es solo ganar peso”: La recuperación implica sanar emocional y psicológicamente, además de abordar el aspecto físico.
    • “La culpa del TCA es de la familia y no tienen que ser parte del tratamiento”: Aquí no hay culpables. La familia implicada en el tratamiento del paciente puede ser una gran aliada de la terapia, ya que son las personas que estarán más tiempo con el paciente. 
    • “Nunca se recupera al 100% de un TCA”: La recuperación completa es posible y cuanto más temprana sea la detección y la intervención de este tipo de trastorno, más probabilidad de éxito terapéutico. Como hemos dicho, son enfermedades muy complejas y con un alto índice de recaídas en las que el equipo terapéutico tiene que tenerlo en cuenta. Sin embargo, con el tratamiento multidisciplinar adecuado, el apoyo familiar y de amigos, se puede conseguir la recuperación integral de un TCA.

    Cómo identificar si un/a hijo/a está sufriendo un TCA

    Algunas señales de alerta incluyen:

    • Cambios en los hábitos alimenticios, como evitar comidas o preferir comer a solas.
    • Comentarios frecuentes sobre el peso o la imagen corporal.
    • Uso excesivo de ropa holgada para ocultar el cuerpo.
    • Rutinas de ejercicio extremo y obsesivo.
    • Cambios emocionales, como irritabilidad, aislamiento o tristeza constante.

    Tratamiento integral y personalizado

    Un tratamiento eficaz para los TCA debe ser multidisciplinar e incluir:

    • Terapia psicológica: La terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia centrada en el trauma son útiles para abordar las creencias disfuncionales y trabajar en la aceptación corporal.
    • Terapia Sistémica (familiar): Promueve un entorno de apoyo y comprensión, abordando patrones familiares que perpetúan el trastorno.
    • Atención médica y nutricional: Es vital tratar los efectos físicos y establecer pautas alimentarias saludables.
    • Mindfulness y regulación emocional: Estas herramientas ayudan a reducir la desconexión cuerpo-mente y a manejar las emociones difíciles de manera constructiva.

    Abordar los trastornos alimentarios con compasión

    La recuperación de los TCA es un camino desafiante que requiere paciencia, compromiso y un enfoque integral. Comprender el impacto emocional y traumático de estos trastornos y trabajar desde una perspectiva sistémica y personalizada es clave para promover una recuperación sostenida.

    Si tú o alguien que conoces está luchando contra un TCA, busca apoyo profesional. Estamos aquí para ayudarte a recuperar el equilibrio y construir una relación saludable contigo mismo y con la comida.

     

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  • Trastornos alimentarios: una mirada a la anorexia y la bulimia

    Trastornos alimentarios: una mirada a la anorexia y la bulimia

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    El Centro de Psicología Sandra Ribeiro es un Centro Sanitario Autorizado por la Comunidad de Madrid con N.º CS19965, localizado en Majadahonda.

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    Ponemos a tu disposición servicios de terapia individual con adultos, niños, adolescentes, terapia de pareja y terapia familiar. Atendemos de forma presencial y online, en español, en inglés y en portugués. Todo ello, bajo una actitud de escucha, proximidad, ética profesional y total confidencialidad. Nuestro enfoque Sistémico, Humanista e Integrador nos permite apoyar nuestra intervención en la relación terapéutica bien estructurada, es decir, una relación humana basada en el respeto, la cercanía y la honestidad. Nuestra intervención terapéutica está basada en tratamientos de eficacia comprobada recogidos de las propuestas mundiales con credibilidad y evidencia científica.

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    Desde una actitud de escucha, proximidad, ética profesional y total confidencialidad, nuestras intervenciones buscan tratar cada caso con la individualidad que merece. Cada persona tiene unas necesidades diferentes, por ello, cada intervención estará adaptada para ayudar a esta persona en particular, respetando su tiempo.

    Tras la primera toma de contacto y ya en la primera sesión, empezamos una fase de evaluación en la que abordaremos tus necesidades, recogiendo datos que nos puedan ayudar a explorar el problema, saber cómo éste se manifiesta y cómo afecta a tu vida diaria. Toda la información recogida en esta fase nos ayudará a trazar, conjuntamente contigo, una línea en la que centraremos nuestra intervención y en la que podamos trabajar sobre los objetivos y las metas que deseas alcanzar y la mejor forma de conseguirlos. Por último, en la fase de seguimiento, evaluaremos los objetivos alcanzados y plantearemos estrategias para prevenir posibles recaídas.

    Es verdad que terapeuta y paciente caminaremos juntos durante todo el proceso terapéutico, pero eres tú quien tendrá un papel principal en este viaje.

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